Mensajeros Celestiales
- Conciencia Cosmica
- 12 jul 2022
- 2 Min. de lectura

El legado del hombre como hijo de Dios es ofrecido a aquel que tenga la valentía y el arrojo de sacudirse de ese letargo material y tome para sí las banderas de su herencia y se eleve por encima de sí mismo, sin ningún miramiento, ni temor, ni peso del sopor de la mundanidad.
Solo aquel que reconozca que es hijo de Quien se creó de sí mismo y quien contiene todo lo existente y quien es el Infinito;
Solo aquel que reconoce su valía como espíritu de hijo de Dios;
Solo aquel que se enfrenta y vence su propio ser material;
Solo aquel podrá En el aquí y en el ahora elevarse y tomar posesión de su heredad.
Al ser dispuesto por el Padre Supremo a favor del hombre todo aquello creado y darle el libre albedrío, se regocijó Dios en el amor hacia el hombre, siendo únicamente reservado el Árbol que da la vida como prueba de obediencia hacia Él… pero sucumbió este ante la tentación, y al querer igualarse a Dios tomando aquel fruto que permite la creación, fue arrojado de aquel paraíso en compañía de quien lo tentó. Y Dios dispuso a un ángel portador de la espada flamígera a las puertas del paraíso como guardián, para impedir que alguien se acercara al Árbol que da la vida.
Sin embargo, Dios no olvidó al hombre y envió como mensajeros a sus ángeles para recordarles quienes eran, de dónde venían, y que le debían obediencia a Él, pues el hombre había olvidado sus orígenes y se había unido en aquella lucha diaria por conseguir el pan; las obligaciones, preocupaciones, el correr de la vida material, los sufrimientos, penalidades y la zozobra de la vida, hicieron que el hombre olvidara su esencia espiritual, su legado como hijo de Dios. Cuando los ángeles quisieron orientar a los hombres algunos sucumbieron a la vida carnal desobedeciendo su cometido quedando anclados en el plano físico.
Se apiadó Dios del hombre y como Padre envió nuevamente mensajeros, ángeles para que recordaran la obediencia a sus enseñanza y preceptos y de ahí se los mitos que conocemos, Dioses y semidioses como los veían los hombres aparecer en sus naves, seres de luz cuyo resplandor manifestaba su presencia divina.
Así pues, fueron enviados desde que el hombre ocupa su lugar en el plano terrenal, Mensajeros Celestiales, de quienes se mencionan en diferente pasajes de la biblia y de los libros sagrados en las diversas culturas, presencias que materializan la enseñanza del amor al Padre y recuerdan que somos seres espirituales en un mundo material.
Comments