En el cerebro se forma una idea, la mente le da forma creando un pensamiento, pero para que se pueda generar debe ser grato a los ojos del Altísimo. Con la capacidad que tiene la mente, proyecta una imagen de lo que se quiere lograr, de lo que se quiere que suceda, sin embargo se debe hacer de corazón con la energía del amor, cuando estos dos elementos se fusionan se desprende la energía creadora que permite que se vea reflejado en el mundo físico. Es importante aclarar que la energía debe estar siempre en positivo ya sea influenciando a una persona o alguna situación, sin transgredir ninguna ley universal y siendo grato a los ojos de Dios.
Al hablar de transmutar es precisamente transformar aquellos sentimientos negativos como ira, envidia, venganza en acciones positivas como el perdón, la compasión, reconciliación.
Lo que se haga en nombre del Altísimo debe ser veraz, debe buscar siempre resaltar las virtudes del ser, y tener contar con la voluntad del Padre para que se den los efectos deseados, es tener plena conciencia de lo que estoy creando y las razones que tengo para hacerlo; tener la fe y la seguridad, de que Dios lo va a conceder.
Cuando la mente se fortalece y gobierna los instintos, los deseos, es decir al cuerpo físico, el espíritu que le anima se manifiesta con claridad fortaleciendo aquel lazo que le une a aquel maravilloso Ser, el Padre Celestial, permitiendo que solo pensamientos en búsqueda del bien fluyan facilitando de esta manera que sean generados por la gracia de Dios Padre.