Características espirituales del Cosmos

Al hacer parte de un Todo, los seres y los astros que integran el Cosmos, además de poseer características físicas, poseen características espirituales que a su vez los individualizan.

Pensemos por un instante en algo que no tiene comienzo ni fin, que lo abarca y lo contiene todo a la vez, unamos las imágenes que nos han sido presentadas y que nos muestran las galaxias, espirales inmensos que delatan movimiento, llenas de cuerpos y estrellas que brillan mucho más allá de otras, por ultimo por más que tratemos de percibir o imaginar un punto donde se delate su comienzo, no lo hallaremos y muchos menos otro que delimite su fin y nosotros pequeñísimas partículas pasajeras de ese cosmos.

Es de entenderse que la existencia no se limita únicamente a lo que dicta la materia, debe concurrir un más allá de lo que nuestros ojos detectan, un universo de tal inmensidad y magnitud que no se abarca con nuestro cuerpo material.

Al hacer parte de un Todo, la energía que fluye no solo lo hace respecto al ser humano sino de todos los cuerpos, por cuanto todos los fenómenos naturales están sujetos a los cambios de energía, y así como nacemos, cambiamos y morimos, así lo hacen múltiples cuerpos y seres en el cosmos, y en esos procesos se recoge, se transforma y se libera energía, que influye a su vez en los demás cuerpos y seres a su alrededor.

La naturaleza del Cosmos fluctúa entre sus extremos, siendo estos de igual naturaleza, pero contenidos en una escala que los define acercándose o alejándose de sus polos. Se entiende que, al presentarse la dualidad en el Cosmos, se da la graduación llevando a una transformación de este para adquirir mayor equilibrio energético.

El cosmos contiene en su esencia los mismos elementos que conforman al ser humano, por lo que una manera sencilla de entender las características del cosmos es que de la forma como se da el proceso más sencillo se explica el más complejo.

Si entendemos que en la muerte, separación de lo material de lo inmaterial, es correlativa a nuestra propia evolución, entendiéndose como un paso en la oportunidad de transcender y convertirnos en un ser sutil partiendo de uno denso, la materia; no es ajeno pensar que el cosmos se mueve y transciende en esa misma dirección y que las energías que libera en ese cambio le permiten el movimiento y la vibración para manifestarse y transformarse, tanto en un Todo como en cada unos de los cuerpos que le habitan e integran.

La energía es latente en el Todo y una forma de su manifestación, desde el punto de vista Espiritual, es el Aura o denominado por algunos Espectro; que no es más que el resultado de la relación entre el espíritu y la materia de determinado astro o ser.

Podría tomarse a titulo de ejemplo que una manifestación del Aura son las diferentes tonalidades que posee un astro que responde a una serie de factores como son entre otros su atmosfera, magnetismo, vibraciones de aquellos que lo habitan, la interacción y su posición con respecto al centro del cual gira, así como de los cuerpos celestes que le acompañan.

En la medida en que una persona logre sensibilizarse a través del estudio y las practicas podrá captar con facilidad el Aura de los seres y cuerpos que le rodean.