Caridad y Compasión, la clave olvidada para blanquear nuestra existencia
- Conciencia Cosmica
- 1 sept 2020
- 2 Min. de lectura
El mundo que nos rodea, está marcado por la desigualdad entre el género humano, nuestra mente alcanza a percibir la maldad que impera.

Nos vanagloriamos de nuestros logros, de las riquezas que acumulamos, del poder y dominio sobre nuestros congéneres, entre más poderío más dominio sobre los semejantes, más grande nos sentimos. Tal vez toda nobleza, tal vez la sensibilidad se agota en el día a día, y olvidamos el amor a nuestro hermano, y más aún, olvidamos a nuestro hermano, el corazón se endurece más y no nos importa. Si logramos pensar en estas palabras, se acongoja nuestro #espíritu, imaginemos tan solo por un instante el dolor en Aquel que nos ha creado y nos ha llamado hijos suyos.
"Oíd seres, oíd éste clamor, porque he aquí
que os llamaré a vosotros ante mi presencia
y seréis vosotros juzgados,
mirad que el pequeño y humilde será ensalzado
y le acogeré y le llevaré de las manos
por sendas donde el dolor no le alcance.
Temed, oh género humano de aquel día en que me levante
y os llame a vosotros, porque diréis:
Señor, ¿Cuándo os he faltado?
Mirad que acudía a la sinagoga,
mirad que cumplía con mis diezmos
y nunca Señor te he negado.
Y diré: lo habéis hecho a mis pequeños,
a aquellos que se acercaron a vuestra puerta y pidieron,
y vos le volviste la puerta y las manos vacías de aquel que os pidió.”
Demos a nuestros semejantes, no importa quien golpee nuestra puerta, tal vez sea nuestro Señor y este disfrazado. No dejemos mano alguna abierta. No con ello significa que demos todas nuestras pertenencias, compartamos de aquello que sabemos necesita el otro y no nos hace falta, tratemos de calmar en algo la sed de aquellos que a nosotros se acercan, y no conturbemos nuestro espíritu, que aquello nos será devuelto con creses, mas no lo hagamos por ello, hagámoslo porque de nuestro corazón nace la alegría de brindar con nuestro prójimo.

Que no nos importe si aquel que se acerca pidiendo una ayuda sea que verdaderamente la necesite, sea que la destine para negocio, vicio o cualquier motivación oculta, lo relevante es que nadie se quede con las manos abiertas cuando se acerquen a nosotros, pues si bien podemos compartir algo material como un alimento, una manta, dinero, también podemos brindar una sonrisa, un “Dios te acompañe”, o un mensaje de esperanza. No nos corresponde a nosotros juzgar o dudar el actuar ajeno, solo se nos pide conmovernos por la necesidad y el dolor, sentir la angustia de aquel que nos mira a los ojos y confía en la grandeza de nuestro Ser.
"Tan simple el Amor al semejante que es fácil olvidarlo." Cuál sencillo es comprender aquel Mandato Divino: Amaos a vosotros unos a otros como os ama vuestro Padre.
¿Cómo blanqueamos nuestra existencia? ¿Cómo podemos mostrar aquellas túnicas?

No hagamos a otro lo que no ansiamos nos hagan, Demos a nuestro prójimo,
Pues algún día necesitaremos de ellos, Amemos a nuestros semejantes como a nosotros mismos, Y no olvidemos nuestra existencia Divina. Corto a nuestros oídos, inmenso a nuestros espíritus, señal de esperanza al género humano, amémonos nosotros unos a otros como nos ama nuestro Señor. Es el mensaje que inundará nuestro globo y por el cual seremos conocidos. Cavilemos, hagamos examen y
miremos aquello que nos hará grandes, siendo pequeños.
Comments