Relajad vuestro cuerpo y apaciguad vuestra mente.

Relajad vuestro cuerpo y apaciguad vuestra mente. Vivís en un mundo consternado, un mundo donde la velocidad en vuestros actos cotidianos y vuestra existencia material os obliga a apresuraros en vuestras decisiones y son los pocos instantes de silencio, de relajación y de paz que renuevan y revitalizan vuestros cerebros, vuestros cuerpos.

Por ende, sosegad vuestras almas. Aprended a daros un espacio de tiempo, a meditar y percibir a aquella esencia angelical que mora en vuestro cuerpo, aquella emanación divina, aquel soplo de existencia, aquella presencia de vuestro Creador revitalizando cada una de las partículas que conforman vuestro ser.

Respirad vosotros con tranquilidad y permitid que aquello renueve vuestro ser y comprenderéis la trasformación que se gesta en vuestro interior a cada instante de vuestra vida y sed consientes del milagro de vuestra existencia.

Palabras de un Hermano Mayor.