top of page

¿Por qué olvidamos la Fe en el Padre Celestial si somos sus hijos amados?

  • Foto del escritor: Conciencia Cosmica
    Conciencia Cosmica
  • 14 sept 2020
  • 4 Min. de lectura

Conocedores somos de los tiempos que se avecinan para nuestro globo, porque oímos hablar de guerras y rumores de guerras y en cada confín habrá duras batallas. Pero no son ni serán más grandes que aquellas que en nuestra cotidianidad asumimos y enfrentamos.

La esencia  cristiana, la verdadera formación del Cristo en el hombre no es más que Aquel Ser que se entrega a sus propios semejantes buscando en cada uno de los mismos  parte de si, el elevar la energía espiritual no es más que recopilar hacia sí mismo  aquella parte  energética de lo  que nos rodea y que de lo que nosotros mismos somos en un principio.

El Cristo Cósmico, es aquel  Ser que liberado de las pasiones materiales, se encuentra con el beneficio del  servicio  hacia su hermano.



Pensamos por un momento si: ¿estamos en el camino correcto?

¿hemos alcanzado algún logro?  y la respuesta clarificante y sencilla ante nuestros ojos: aún existen elementos que impiden la total  sublimación del ser,  pero aquello insignificancias son, ante lo que hemos superado. ¿Pensamos que necesitamos orientación de cómo efectuar nuestras labores? únicamente necesitamos expresar lo que existe ya en cada uno de nosotros. Pero, ¿Cómo lo logramos si no hemos podido vencer nuestras pasiones? ¿Por ventura pensamos que la perfección está en el cuerpo?

Mientras poseamos carne tenemos sentimientos, emociones, necesidades, siempre tendremos inclinaciones hacía el mundo, pero encontraremos y sabremos el camino para superarlas, no necesitamos estar en la cima para ayudar a otros a llegar al punto más elevado y aun ayudando a aquellos iremos alcanzando la cima porque encontraremos los sistemas, los medios y las herramientas propicias para alcanzar a escalar los niveles que aún nos hacen falta para llegar a ésta. En la toma de decisiones, ¿cómo sabemos si es el camino correcto o si simplemente se da un círculo y se devuelve al lugar de partida? Aunque diésemos aquel círculo, en el transcurso del mismo adquiriremos conocimiento y tal vez sea el motivo por el cual se nos guió por aquel rumbo. Por ventura, ¿cae acaso la hoja de un árbol sin que la Voluntad del Padre se hiciere presente para hacer que aquella caiga? Cuando nos entregamos al Altísimo, cuando buscamos alivio, consuelo y orientación en el Nombre del Padre, Aquel nunca cierra sus  oídos a escuchar, ni sus ojos a ver nuestra súplica, tal vez los caminos inciertos no sean lo que nosotros esperamos, pero son los que el Padre ha dispuesto para cada uno de nosotros. ¿Acaso comprendemos qué es lo que sucede en nuestro cuerpo?, ¿Qué fuerzas extrañas se adhieren al mismo y cuál es el remedio que calma nuestros sufrimientos? Cuando nosotros y nuestros #espíritus se rebelan ante los acontecimientos, no hay ni paz ni alivio que pueda encontrar aquel espacio en que se pueda libremente desenvolver, la ansiedad se apodera de nosotros,  pero cuando nuestro #espíritu sosegado se manifiesta acallando nuestro descontrol, él mismo se refleja a la vez en el entorno de nuestro cuerpo.


Si pudiésemos en una balanza colocar nuestra fe por encima de nuestra materia o las necesidades propias de la misma, ¿cómo se equilibraría nuestra balanza? En verdad. si no comprendemos estas palabras, ¿de qué nos sirve intentar una y otra vez? Nuestra envoltura corpórea debilita nuestros espíritus con emociones, sentimientos, dudas, temores, deseos. Bienaventurados somos al igual que los nuestros y que aquellos en los que están puestos nuestros sentimientos, nuestros lazos, nuestra sangre, porque la Luz y la Paz del Padre se anidan en nuestros corazones y fortalecen aún más nuestros #Espíritus, porque somos la semilla que germina, el árbol que da fruto. Muchos de los problemas los ocasionamos nosotros mismos, el vivir en un mundo material, el tener un cuerpo que generan necesidades, pero olvidamos colocar en nuestra existencia las prioridades correctas.


El vivir, eso tiene un costo, pero lo podemos asumir y hacer que sea más hermoso que lo que se ha otorgado a muchos de los animales, ¿por qué dudamos que el Padre nos puede dar a nosotros para engalanar nuestra existencia? Necesitamos comer, pero si tenemos la fe y confianza en el Altísimo, ¿Aquel dejará que nos acostemos con el estómago vacío? Necesitamos de un techo, ¿pensamos que nuestro Padre ha de negarnos la posibilidad de tenerlo? Y si nos ponemos a recapacitar, no ya como hijo sino como padre, tenemos dos hijos, amamos por igual a cada uno de ellos, mientras uno se acerca cariñosamente, nos da un abrazo y se recuesta buscando abrigo nuestro; aquel otro desdeña el tiempo, no nos busca para sentir nuestro aprecio y cariño, por el contrario somos nosotros los  que tenemos que buscarlo y él tiene ocupado su tiempo y no presta atención con las caricias que tengamos con él. El primero antes de tomar decisiones busca nuestro consejo y lo acata a sabiendas que lo que decimos es tomado con cariño para hacer las cosas. El otro busca acatar consejo de amigos y en la tormenta busca no consejo sino solución, no busca ayuda sino exige que lo ayude, pues somos su padre. ¿Cómo nos sentiríamos como padre al ver las decisiones de los hijos? He ahí el ejemplo de cómo ofuscamos la mente y antes de buscar ayuda en el Altísimo lo hacemos solo cuando ya hemos agotado humanamente nuestros recursos, nos sentimos más alegre con amigos que con el Padre, preferimos más aquello.


“La Luz cae áurica del Padre, se cierne en vuestros espíritus, al llegar la Voz al caminante, sutil presencia embarga su alma, domina su camino, aflora de su Ser aquellos sentimientos reprimidos, la Esencia manifiesta de su descendencia Divina. Oh hombre, a la vez que vosotros adoráis al Divino, Aquel adora al hombre por encima de sus otras creaciones, llora con cada una de sus lágrimas, se congoja con sus pesares y ríe al ver la alegría marcada en sus rostros, le vela en sus sueños, le arrulla mientras duerme, envía a sus Siervos para que Aquellos le acompañen. De sus tesoros, Aquel otorga sus joyas más preciadas a vosotros los hombres. ¿Por qué dudáis de Aquel Amor? ¿Por qué teméis vosotros? ¿Dudáis por un momento que su presencia se aleja de vuestras vidas? Cumplid vosotros con aquella tarea puesta que tenéis vosotros y aquella nube oscura que se ha ensañado contra vosotros puesta, desaparecerá de vosotros presta, transformándose en aquella claridad, serenidad que ansiáis vosotros. Ensalzad vuestra fe, permitid que vuestro espíritu se regocije  y a la vez que fluya sobre vosotros Aquella Presencia Divina, no necesitáis vosotros de preocuparos, pues tened presente que vuestro Padre os tiene en sus Pensamientos.” Hermano Rafael

Kommentare


bottom of page