Pautas básicas para relajación y meditación

Para relajar nuestro cuerpo, el primer paso es elevar plegaria al Altísimo, se debe adoptar una posición cómoda y agradable a nuestro organismo, preferiblemente recostados, ello permitirá que la energía se condense en un punto específico de nuestro cuerpo, liberando de alguna manera aquel enlace con nuestra carne.

El segundo paso es ser conscientes de nuestra respiración, inhalar y exhalar lento y profundo. Si anteponemos nuestra fe y  elevamos plegaria al Altísimo entregándonos a la Voluntad del Mismo, ¿por qué debemos temer ante aquello que podamos experimentar?  Las sensaciones físicas poco a poco se irán conociendo y controlando, hasta el momento en el que aquellas sean tan solo transitorias.

Práctica para aprender a utilizar la capacidad de la mente

Nuestra mente posee gran cantidad de neuronas, las cuales almacenan datos e información, no solo concerniente al manejo, disposición y funcionamiento de nuestro organismo, de nuestro raciocinio, sino que a la vez acumulan información pertinaz y necesaria. Vamos a aprender a utilizar nuestra mente como si se tratase de una gran bodega de almacenaje, para ello realizaremos la siguiente práctica de meditación: En nuestros hogares antes de disponeros a dormir, relajaremos nuestro organismo, haremos oración, luego concentraremos nuestra mente en un pequeño punto de color que ansiemos, preferiblemente si podemos azul, sobre él nos concentramos y tratamos de recordar lo acontecido en la última hora que antecedió al momento de dormitar, así estemos viendo televisión, o dialogando entre nosotros, trataremos de hacer memoria de aquella última hora mientras nos concentramos en aquel punto.